Cuando una persona fallece sin dejar testamento, se abre un proceso llamado sucesión intestada. En Panamá, este procedimiento tiene por objetivo identificar a los herederos legítimos y distribuir los bienes conforme al orden legal de sucesión. Si hay varios bienes involucrados, es aún más importante organizar el trámite correctamente para evitar conflictos y asegurar una distribución justa.
El primer paso es contratar a un abogado para que inicie la demanda de sucesión intestada ante un juzgado de familia. Esta demanda debe incluir el certificado de defunción del fallecido, certificados de nacimiento y/o matrimonio que prueben el vínculo con los posibles herederos, una lista de los bienes conocidos (inmuebles, cuentas bancarias, vehículos, acciones, etc.) y una estimación de su valor.
Una vez presentada la demanda, el juzgado nombrará un curador de la herencia y ordenará la publicación de un edicto para que otros posibles herederos o acreedores puedan presentarse. Luego, el juez determinará quiénes tienen derecho a heredar, basándose en el parentesco. El orden de herencia suele ser: hijos, cónyuge, padres, hermanos y, en ausencia de todos ellos, parientes más lejanos.
Después de esta etapa, se realiza el inventario de los bienes y su avalúo. En casos donde hay varios bienes, es posible que surjan diferencias entre los herederos sobre la distribución o administración de los mismos. Estas diferencias pueden resolverse mediante acuerdo mutuo o, de no ser posible, a través de una partición judicial.
Es fundamental evitar disponer de los bienes (vender, alquilar o transferir) antes de que el juez autorice la adjudicación formal, ya que esto podría generar problemas legales.
En conclusión, si un familiar muere sin testamento y deja varios bienes, se debe iniciar una sucesión intestada ante un juzgado. Con la ayuda de un abogado, el proceso puede gestionarse de forma ordenada, asegurando que cada heredero reciba lo que le corresponde conforme a la ley.